Algunos “grupos radicales” judíos que tratan de adquirir propiedades eclesiásticas en el llamado Barrio Cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén tienen como objetivo sabotear la identidad plural de la Ciudad Santa, debilitar la presencia cristiana y fomentar la inseguridad y el riesgo de intimidación a lo largo de los recorridos utilizados por los peregrinos cristianos para llegar a los lugares santos.
Así lo escriben los 13 Patriarcas y Jefes de las Iglesias y comunidades eclesiales de Jerusalén, en la enésima alarma lanzada con respecto a las transacciones inmobiliarias, no siempre transparentes que, en su opinión, pretenden socavar el llamado “status quo”, el conjunto de reglas y costumbres en el que se basa la convivencia entre diferentes comunidades religiosas en la parte antigua de la Ciudad Santa.
En su nueva intervención colectiva, lanzada el martes 7 de julio, los Jefes de las Iglesias y las comunidades eclesiásticas de Jerusalén se refieren explícitamente a un reciente pronunciamiento del Tribunal de Distrito de Jerusalén, que el miércoles 24 de junio rechazó definitivamente la solicitud con la que el Patriarcado greco ortodoxo de Jerusalén pidió cancelar la adquisición de tres bienes inmuebles patriarcales por parte de la organización de colonos judíos Ateret Cohanim.
La declaración conjunta firmada por los Patriarcas y Jefes de las Iglesias y Comunidades Eclesiales de Jerusalén -incluido el Patriarca Ortodoxo Teófilos III, el Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, y el Padre Francesco Patton ofm, Custodio de Tierra Santa-, subraya que el destino de esos edificios que pertenecían al Patriarcado greco ortodoxo no se pueden tomar como “una simple disputa de propiedad”, dados los sujetos que están involucrados. Para los signatarios, la disputa inmobiliaria pone de manifiesto el diseño de fuerzas que desde hace mucho tiempo trabajan para sabotear “el histórico Status Quo de los Lugares Santos y los derechos de las Iglesias universalmente reconocidos”, que hay que proteger de cualquier ataque.
Esta es la razón por la cual los Jefes de las Iglesias expresan preocupación por el reciente fallo del Tribunal de Distrito de Jerusalén y manifiestan su solidaridad con “los esfuerzos de la Iglesia greco ortodoxa en su intento de obtener justicia”. Los firmantes de la declaración conjunta, citando al Profeta Amós, se dirigen directamente al gobierno israelí, con la solicitud de «actuar para salvaguardar la integridad de la herencia cristiana y la herencia en la Ciudad Vieja, así como los Lugares Santos y los derechos de los habitantes del vecindario cristiano de Jerusalén».
La batalla legal sobre los bienes disputados entre el Patriarcado greco ortodoxo y el grupo hebreo Ateret Cohanim lleva en pie 16 años. Dos de los tres edificios en cuestión, el Hotel “Petra” y el Hotel “Imperial”, se encuentran cerca de la Puerta de Jaffa, considerada la entrada más directa para acceder al barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
La venta, como ya había informado a su tiempo la Agencia Fides – tuvo lugar en 2004, y la noticia había provocado protestas y descontento dentro de la comunidad cristiana greco ortodoxa, que culminó con la deposición del Patriarca Ireneo I por parte del Santo Sínodo por cargos de enajenación indebida de los edificios del Patriarcado.
En agosto de 2017, el Tribunal de Distrito de Jerusalén había rechazado los intentos legales del Patriarcado greco ortodoxo de Jerusalén para hacer reconocer como “ilegal” y “sin autorización” la adquisición de algunas de sus propiedades por parte de la organización judía Ateret Cohanim. Después de aquella sentencia, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén firmaron un documento conjunto en el que denunciaban “un intento sistemático para minar la integridad de la Ciudad Santa” y «para debilitar la presencia cristiana en Tierra Santa».
En aquel pronunciamiento ya se expresaba una firme oposición a «cualquier acción» puesta en marcha por «cualquier autoridad o grupo» que trate de violar y socavar las «leyes, acuerdos y regulaciones que han gobernado nuestras vidas durante siglos».
El Patriarcado Ortodoxo de Jerusalén apeló contra el fallo de 2017 ante la Corte Suprema de Israel, que el 10 de junio de 2019 confirmó la regularidad de la transferencia de las propiedades, legítimamente compradas por intermediarios extranjeros que actuaron en nombre de Ateret Cohanim.
Luego, en diciembre de 2019, la disputa legal se reabrió, después de que un juez del Tribunal de Distrito de Jerusalén cuestionase el fallo anterior de la Corte Suprema, abriendo efectivamente la posibilidad de comenzar un nuevo juicio sobre el controvertido tema.
Ahora, el enésimo pronunciamiento del Tribunal de Distrito de Jerusalén parece marcar el final definitivo de la lucha alrededor de los edificios en disputa de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El Patriarcado greco ortodoxo de Jerusalén ha reaccionado ante los últimos pasos de la historia reiterando su voluntad de presentar otra apelación, llevando de nuevo el asunto a la atención de la Corte Suprema de Israel.
Publicado por Agencia Fides.
Por INFOVATICANA.