Señor, para tus cinco llagas
que llevamos en nuestras insignias,
dirigimos a ti nuestra oración.
Danos la fuerza de amar
a todas las cosas del mundo
que tú Padre has creado
y, más que a nadie, nuestros enemigos.
Libra nuestra mente y nuestro corazón
de la acepción de personas,
del egoísmo y de la pequeñez
para que seamos dignos de tu sacrificio.
Haz que tu Espíritu descienda sobre nosotros
caballeros y damas del Santo Sepulcro
para que nos haga convencidos y dignos embajadores
de paz y de amor ante nuestros hermanos
especialmente ante aquellos que no se ocupan de ti.
Danos fe para afrontar los deberes de la vida cotidiana
y para que merezcamos un día llegar a tu presencia
humilde y confiadamente.
Amén.