Desde que llegaron los cristianos iraquíes a Jordania en 2014, el Patriarcado latino de Jerusalén trata de mejorar su vida diaria. Gracias a la generosidad de los Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro, Cáritas de Jordania y la Santa Sede, es posible ayudarlos en muchos campos y darlos una oportunidad para que puedan seguir practicando su fe.
En Jordania, los refugiados iraquíes que huyen de la guerra son considerados como invitados, una situación que garantiza que se encuentran prácticamente seguros y respetados, pero permanecen en una «zona gris» legal. Sin embargo, en ausencia de un estatuto jurídico claro que defina y ajuste sus medios de subsistencia y considerando la situación económica precaria del país, muchos iraquíes se encuentran en una situación extremamente difícil.
El compromiso de voluntarios y de muchas familias jordanas que han deseado expresar su solidaridad, ha permitido la creación de varias actividades que alivian los sufrimientos de las familias de los refugiados.
Aprovechando este impulso de generosidad, el Patriarcado latino de Jerusalén se ha comprometido financiando alojamientos y dándolos acceso a servicios que proporciona en Estado de forma general (gastos de escolaridad para 1100 alumnos, o también clases de formación a la vida práctica para 450 alumnos).
Además, el Patriarcado latino de Jerusalén ha alojado a las 220 familias iraquíes que vivían en parroquias y ha prestado asistencia humanitaria a unas 11235 familias iraquíes desplazadas, entre otras cosas con aportaciones económicas, alimentos, ropa, agua, medicamentos, gastos hospitalarios, transporte…
Este proyecto de ayuda a los refugiados lanzado en 2014 también tiene como finalidad dar a los refugiados la ocasión de conservar su identidad cristiana teniendo la posibilidad de ir a misa, realizar retiros religiosos, celebrar Pascua y Navidad o incluso asistir a conciertos espirituales.
Aunque la situación económica, social y política de los refugiados sea muy sensible, el apoyo que proporcionan los miembros de la Orden del Santo Sepulcro, la movilización de las diferentes ONG y la inversión del Patriarcado latino de Jerusalén deben permitirles mirar al futuro con más serenidad y llevarles la esperanza de un futuro mejor en la diáspora.
Servicio de Comunicación del Patriarcado latino